Cada segundo es eterno. Mis pensamientos se mezclan al igual que mis sentimientos. Tristeza, odio, amor, decepción, incomprensión y también rencor…
No puedo liberar mi mente ni siquiera un segundo. Camino entre cuatro paredes, acelerado, angustiado. Me cuestiono, que hacer? que decir? Imagino conversaciones integras y con sus respuestas y justificativos. Vuelvo a la ventana, contemplo el atardecer. Quiero llorar pero hoy las lágrimas no vienen a mí.
Porque?
Cuantas preguntas sin responder. Llega ella, su cara es como la de siempre. No lo espera. Lo buscaba?
Junto con ella llego el fin.
miércoles, 26 de agosto de 2009
La Brisa
Primero un pie, después el otro. Abrís los brazos y mientras sentís la brisa sobre tu rostro, contemplas la inmensidad. La altura ayuda, hamacas un poco tu cuerpo. Sentís como un fuego de liberación te invade. Te acercas al borde. Solo parado con tus talones desafías al destino, crees que eso es suficiente para demostrarle que tendrías el coraje. Justificas tu miedo con retroceder y siempre con la vista al frente descendes lentamente de ese peldaño.
Sonrisas!!!
Te sentís raro, triste por decirlo de algún modo. Sentado en un café miras gente pasar. Cada niño que pasa roba de ti una sonrisa. Sonreís, sinónimo de felicidad. Recordas tu angustia y entristeces tu rostro nuevamente. Otro niño pasa frente a ti, va de la mano de su madre. Solo te mira, serio, hasta diría que triste. Al llegar a la distancia en la que su cuello ya no le permite observarte, vuelve la mirada a su madre. Pero antes te regala su sonrisa como si te entendiera y te pidiera sonreír con el. Lo haces y esta vez no pensas en tu angustia, solo en el niño. En vos cuando eras niño. Volves a sonreír y pensas…
martes, 23 de junio de 2009
Huespedes

“A ordenar” se dijo. Puso música alta y comenzó con la limpieza del lugar, cada cosa a una caja con su rotulo, nadie sabe para que, porque el sabia que nunca volvería a abrirlas.
Después de un rato, ya cansado volvió a sentarse en el piso, ya más acomodado y ordenado. Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido y al incorporarse vio como el tirador de la puerta giraba lentamente. “No puede ser, solo hay ladrillos y cemento del otro lado” pensó. La puerta finalmente se abrió, nada había detrás solo oscuridad, no estaba la pared. Del salto que dio golpeo su cabeza con uno de los tirantes del techo, levanto la vista para ver con que se había golpeado, solo un acto reflejo. Y al volver a mirar la puerta yacía cerrada nuevamente.
Que el hombre no olvide el sueño que tenía cuando niño…
martes, 16 de junio de 2009
S o s
Ella se apoya en tu pecho, descansa y rápidamente se duerme, con la mano que no te aprisiona apagas la tele para que no la despierte. En esa habitación de hotel, te invade la oscuridad, te agobia, te atrapa y te refugias en el punto verde de la lucecita del televisor. Sentís como la oscuridad reaparece cuando cerras los ojos, los abrís, tenes miedo. Lentamente tus ojos se acostumbran, aprecias la tenue luz de la luna que entra por la ventana. Otra vez oscuridad, ataca por sectores en distinto tiempo, como chocando con las paredes de un laberinto, intentas escapar, terminas en tu imagen. Estas asustado, pero no te moves para no despertarla. Ella sigue sobre vos. Te ves parado en el final de la cama. Estas distinto, no sos vos… sos vos… otra vez nos sos vos… lo que estás viendo son todos tus sentimientos formando tu imagen. Sos guardián, te proteges de vos mismo, de ella, de ustedes. Queres dormir para despedir el delirio, no lo logras. Cada vez que cerras los ojos sentís el laberinto, la oscuridad, tu guardián. Los abrís rápidamente y todo eso sigue ahí. No podes escapar, no con ella sobre vos. No sabes cómo quitarla, no queres quitarla, pero tenes miedo, y te duele, pero te hace bien. Mantenes silencio, rara forma de gritar…
Hoy soy un fantasma, no soy yo…
Hoy soy un fantasma, no soy yo…
domingo, 7 de junio de 2009
Camino
Vuelvo a sentir el miedo de ese momento solo en recordarlo para contarlo, la piel de gallina, un frio que recorre mi espalda desde el comienzo hasta su fin, seguido por un fuego interno de esos que atraviesan tu cuerpo cuando te tropezas frente a mucha gente o cuanto te mandas una de esas cagadas grandes.
Eran exactamente las 23:59 cuando mire la hora en el frente del estéreo de mi auto, venia por una autopista casi vacía, pero con la frecuencia de autos necesaria para no sentirte del todo solo. El velocímetro marcaba casi 120 km/h, no porque me guste respetar la máxima, sino porque el auto no daba más y venia escuchando Bob Marley. Después de ver pasar unos 5 o 6 cartelitos de los que marcan los kilómetros volví a mirar el reloj y esta vez marcaba las 0:00, creí que tal vez podía ser mi mala percepción, y no hice caso, pero luego de pasar otros 5 cartelitos el reloj seguía marcando las 0:00 o yo venía mucho más rápido de lo que mi velocímetro marcaba o se había detenido el reloj. Deje de ver autos que me pasaran y deje de pasar autos, de repente la autopista quedó vacía. Repetí la acción de mirar por los espejos, y al llegar al del lado del acompañante vi a un hombre sentado a mi lado. Del miedo me tire con el cuerpo contra mi puerta, con ese movimiento gire bruscamente el volante y él muy calmado como esperando que hiciera eso lo sostuvo con fuerza y mantuvo el curso del auto. Su aspecto era algo así como de una contextura estándar, morocho, no llegue a ver el color de sus ojos y su test no era ni pálida ni oscura, el punto medio, por decirlo de alguna manera.
Ninguno de los dos hablaba, y yo cada tanto de reojo miraba el reloj que seguía clavado en la misma hora. En ese momento descubrí que los carteles que yo veía pasar para guiarme de que había avanzado marcaban el mismo kilómetro de la autopista, era siempre el mismo, 66.
Eran exactamente las 23:59 cuando mire la hora en el frente del estéreo de mi auto, venia por una autopista casi vacía, pero con la frecuencia de autos necesaria para no sentirte del todo solo. El velocímetro marcaba casi 120 km/h, no porque me guste respetar la máxima, sino porque el auto no daba más y venia escuchando Bob Marley. Después de ver pasar unos 5 o 6 cartelitos de los que marcan los kilómetros volví a mirar el reloj y esta vez marcaba las 0:00, creí que tal vez podía ser mi mala percepción, y no hice caso, pero luego de pasar otros 5 cartelitos el reloj seguía marcando las 0:00 o yo venía mucho más rápido de lo que mi velocímetro marcaba o se había detenido el reloj. Deje de ver autos que me pasaran y deje de pasar autos, de repente la autopista quedó vacía. Repetí la acción de mirar por los espejos, y al llegar al del lado del acompañante vi a un hombre sentado a mi lado. Del miedo me tire con el cuerpo contra mi puerta, con ese movimiento gire bruscamente el volante y él muy calmado como esperando que hiciera eso lo sostuvo con fuerza y mantuvo el curso del auto. Su aspecto era algo así como de una contextura estándar, morocho, no llegue a ver el color de sus ojos y su test no era ni pálida ni oscura, el punto medio, por decirlo de alguna manera.
Ninguno de los dos hablaba, y yo cada tanto de reojo miraba el reloj que seguía clavado en la misma hora. En ese momento descubrí que los carteles que yo veía pasar para guiarme de que había avanzado marcaban el mismo kilómetro de la autopista, era siempre el mismo, 66.
Por fin dijo algo – Creo que ya sabes quien soy, asique no me voy a presentar.
Así comenzó una grata charla, con el o con ella, como mas les guste. Me conto que cuando alguien pasa por ese kilometro a esa hora el aparece no para lo que estas pensando, sino porque le gusta hablar con la gente. Ese es su único rato libre. Pero nunca había logrado hacerlo, todo al que él se le aparecía no dejaba de gritar ni de preguntarle porque a ellos? porque ahora? etc y el nunca podía hablar. En cambio yo nunca hable hasta que el pronuncio las primeras palabras que ya les cite.
Tuvimos casi 3 horas de charla, creo, de esas que no se olvidan y se recuerdan textuales. Oí cosas que aunque quisiera no podría reproducir, pero nunca se irán de mi mente. Seguíamos pasando el mismo cartelito, la hora seguía siendo la misma y mi combustible no se consumía. Pensé que mi familia podía preocuparse por mi demora. Inmediatamente y sin que yo manifieste mi pensamiento él me explico que estábamos algo así como detenidos en el tiempo y que no me preocupe que me dejaba continuar mi viaje.
Se despidió, me detuve en la banquina y el descendió. Al cerrar la puerta, fue extraño, pero volví al momento en el que miraba por el espejo del acompañante. Mire los carteles del kilometro de la autopista, el primero fue el 66, pero esta vez el siguiente no volvió a ser el mismo, sino el 67, mi reloj comenzó a correr nuevamente y ya no estaba solo en la autopista.
Es el día de hoy que no se si el relato del texto precedente me ocurrió o no. Pero no puedo negar que cada vez que agarro un camino, una ruta, una autopista, etc, y es de noche en algún momento del viaje siento la presencia de alguien a mi lado y no puedo evitar mirar el asiento del acompañante…
Así comenzó una grata charla, con el o con ella, como mas les guste. Me conto que cuando alguien pasa por ese kilometro a esa hora el aparece no para lo que estas pensando, sino porque le gusta hablar con la gente. Ese es su único rato libre. Pero nunca había logrado hacerlo, todo al que él se le aparecía no dejaba de gritar ni de preguntarle porque a ellos? porque ahora? etc y el nunca podía hablar. En cambio yo nunca hable hasta que el pronuncio las primeras palabras que ya les cite.
Tuvimos casi 3 horas de charla, creo, de esas que no se olvidan y se recuerdan textuales. Oí cosas que aunque quisiera no podría reproducir, pero nunca se irán de mi mente. Seguíamos pasando el mismo cartelito, la hora seguía siendo la misma y mi combustible no se consumía. Pensé que mi familia podía preocuparse por mi demora. Inmediatamente y sin que yo manifieste mi pensamiento él me explico que estábamos algo así como detenidos en el tiempo y que no me preocupe que me dejaba continuar mi viaje.
Se despidió, me detuve en la banquina y el descendió. Al cerrar la puerta, fue extraño, pero volví al momento en el que miraba por el espejo del acompañante. Mire los carteles del kilometro de la autopista, el primero fue el 66, pero esta vez el siguiente no volvió a ser el mismo, sino el 67, mi reloj comenzó a correr nuevamente y ya no estaba solo en la autopista.
Es el día de hoy que no se si el relato del texto precedente me ocurrió o no. Pero no puedo negar que cada vez que agarro un camino, una ruta, una autopista, etc, y es de noche en algún momento del viaje siento la presencia de alguien a mi lado y no puedo evitar mirar el asiento del acompañante…
Payaso
Esperar
Me fui a cargar la luna al hombro para que la vea. Su sueño era verla una vez mas, el mío cumplir el suyo.
La gente de loco me trataba, pero sin pensarlo caminaba, sabia que debía llegar hasta la noche donde la luna se encontraba.
Encontré la noche mientras preparaba mi equipo, ya tenia todo, un lazo, una bolsa y una rosa. La flor era para ofrecérsela a la luna y endulzarla, el lazo para atarla y la bolsa para que cuando me veas entrar con ella no la reconozcas y así darte una sorpresa.
La noche era muy intensa, no veía el resplandor que ella generaba. Ocurrió lo que sospechaba, las nubes descubrieron mi intención y la escondían. Debía lograr atravesarlas para llegar a ella.
Alguna vez escuche que las nubes decoraban el cielo, pero que ellas nunca lo notaban. Entonces busque fotos del cielo, de esas que no se logran todos los días.
Subí a la montaña mas alta con ayuda de las rocas que entendieron mi búsqueda. Una vez arriba llame a una nube, le mostré las fotos y mientras entretenida las miraba le conté porque quería robarme la luna, agregándole que la devolvería al día siguiente. Se voltio hacia mi y mirándome fijo me dijo: “lo sabemos, por eso estamos aquí, para que el resto de la gente no note su ausencia”. Me quito el lazo de la cintura junto con la bolsa, se interno entre las demás y rápidamente volvió con la bolsa llena, “cuídala” me dijo.
Rápidamente baje la montaña y emprendí el viaje de regreso, fui en su encuentro. Ella no caminaba, no quería dejar su habitación por nada, pero para mi sorpresa cuando llegue, no la halle en su habitación, estaba sentada en el patio con lagrimas en sus ojos.
Cuando me vio se seco las lagrimas y me dijo: “creí en vos, salí a ver la luna, pero hoy no salió”. Caí de rodillas frente a ella, quite la bolsa de mi hombro y le entregue la luna enlazada como si fuera un globo.
Volvió a llorar con fuerza y me dijo “es lo mas bello que alguien hizo por mi”...
De repente algo se movió dentro de mi bolso, asustado mire en su interior y divise la rosa que pretendía usar para distraer a la luna con su belleza. “plántame de nuevo, pero en la luna” pido la flor. La luna asintió y así lo hice.
Al día siguiente ella falleció, su enfermedad le había ganado la ultima batalla. Y al llegar la noche las nubes lloraron, las piedras se chocaban entre si haciendo sonidos impresionantes y aun así la luna brillaba mas que nunca, con un punto rojo que nadie distinguía...
La gente de loco me trataba, pero sin pensarlo caminaba, sabia que debía llegar hasta la noche donde la luna se encontraba.
Encontré la noche mientras preparaba mi equipo, ya tenia todo, un lazo, una bolsa y una rosa. La flor era para ofrecérsela a la luna y endulzarla, el lazo para atarla y la bolsa para que cuando me veas entrar con ella no la reconozcas y así darte una sorpresa.
La noche era muy intensa, no veía el resplandor que ella generaba. Ocurrió lo que sospechaba, las nubes descubrieron mi intención y la escondían. Debía lograr atravesarlas para llegar a ella.
Alguna vez escuche que las nubes decoraban el cielo, pero que ellas nunca lo notaban. Entonces busque fotos del cielo, de esas que no se logran todos los días.
Subí a la montaña mas alta con ayuda de las rocas que entendieron mi búsqueda. Una vez arriba llame a una nube, le mostré las fotos y mientras entretenida las miraba le conté porque quería robarme la luna, agregándole que la devolvería al día siguiente. Se voltio hacia mi y mirándome fijo me dijo: “lo sabemos, por eso estamos aquí, para que el resto de la gente no note su ausencia”. Me quito el lazo de la cintura junto con la bolsa, se interno entre las demás y rápidamente volvió con la bolsa llena, “cuídala” me dijo.
Rápidamente baje la montaña y emprendí el viaje de regreso, fui en su encuentro. Ella no caminaba, no quería dejar su habitación por nada, pero para mi sorpresa cuando llegue, no la halle en su habitación, estaba sentada en el patio con lagrimas en sus ojos.
Cuando me vio se seco las lagrimas y me dijo: “creí en vos, salí a ver la luna, pero hoy no salió”. Caí de rodillas frente a ella, quite la bolsa de mi hombro y le entregue la luna enlazada como si fuera un globo.
Volvió a llorar con fuerza y me dijo “es lo mas bello que alguien hizo por mi”...
De repente algo se movió dentro de mi bolso, asustado mire en su interior y divise la rosa que pretendía usar para distraer a la luna con su belleza. “plántame de nuevo, pero en la luna” pido la flor. La luna asintió y así lo hice.
Al día siguiente ella falleció, su enfermedad le había ganado la ultima batalla. Y al llegar la noche las nubes lloraron, las piedras se chocaban entre si haciendo sonidos impresionantes y aun así la luna brillaba mas que nunca, con un punto rojo que nadie distinguía...
Siguiendo

Lentamente seguí la inmensidad de la luna en mi bicicleta. A pesar de mi esfuerzo no logre acercarme a ella y decidí descansar en la escalinata de un gran edificio frente a una plaza enorme. Contemple su belleza aislándome de los autos y sus ruidos. Apague todos los focos de la ciudad en mi mente y disfrute su blancura que hoy descansa en la eternidad de mi recuerdo...
miércoles, 4 de marzo de 2009
Parte
Un rostro repleto de lagrimas evaporizadas, un par de ojos cargados de humo dulce, un paisaje solitario, una plaza, una hamaca y sobre ella se mecía lentamente con sus pies aferrados al piso, la niña mas bella que había visto. Decir que su aspecto era triste es ser redundante, pero así era, solo me senté a su lado, la miraba cada tanto, para constatar que siga allí. Después de unos diez minutos me hablo, lo primero que dijo fue, “porque te interesa saber que me pasa?” A lo que yo conteste, “porque sos parte de un todo del cual soy parte y si algo colapsa el todo se desmorona...”
Supongo que mi respuesta le fue suficiente, porque comenzó a contarme sus problemas.
Me contó y yo escuche con mucha atención. Mientras hablaba note que no necesitaba consejos, solo que la escuchen, desahogarse. Y asi lo hice, hablo durante mucho tiempo, la verdad es que no se con exactitud cuanto fue, pero mientras hablaba sus palabras acariciaban el aire espeso que se había formado alrededor nuestro.
Nunca sabré si las sensaciones que sentí esa noche fueron reales o solo el efecto de eso que no tiene cenizas y ella me convidaba.
Sin notarlo después de un rato yo estaba contándole mis problemas a ella, supongo que por eso de que es mas fácil contarle cosas privadas a alguien que no conocemos
Supongo que mi respuesta le fue suficiente, porque comenzó a contarme sus problemas.
Me contó y yo escuche con mucha atención. Mientras hablaba note que no necesitaba consejos, solo que la escuchen, desahogarse. Y asi lo hice, hablo durante mucho tiempo, la verdad es que no se con exactitud cuanto fue, pero mientras hablaba sus palabras acariciaban el aire espeso que se había formado alrededor nuestro.
Nunca sabré si las sensaciones que sentí esa noche fueron reales o solo el efecto de eso que no tiene cenizas y ella me convidaba.
Sin notarlo después de un rato yo estaba contándole mis problemas a ella, supongo que por eso de que es mas fácil contarle cosas privadas a alguien que no conocemos
Control
Soplaba el viento con gran intensidad, el ambiente era una playa desértica, y en la inmensa noche pude ver mi rostro reflejado en el vaso que sostenía
Lo primero que vino a mi mente fue la letra de un tema de los redondos (asusta un poco verte así).
Ese reflejo no me correspondía, no era yo al que veía. Era esa parte de uno que no queremos que se vea, a lo que tememos llegar algún día.
Y ese día había llegado para mi, costo mucho comprenderlo, y no quise vivir con eso.
En ese momento tuve solo dos alternativas, caminar al interior del monstruoso mar que silencioso me llamaba y dejarme llevar o intentar volver a ser yo, esa persona de la cual estaba orgulloso ser.Después de mucho logre cambiar, y llegue a la conclusión de que estamos viviendo en una sociedad empecinada en convertirnos en estereotipos con el fin ultimo del control.
Lo primero que vino a mi mente fue la letra de un tema de los redondos (asusta un poco verte así).
Ese reflejo no me correspondía, no era yo al que veía. Era esa parte de uno que no queremos que se vea, a lo que tememos llegar algún día.
Y ese día había llegado para mi, costo mucho comprenderlo, y no quise vivir con eso.
En ese momento tuve solo dos alternativas, caminar al interior del monstruoso mar que silencioso me llamaba y dejarme llevar o intentar volver a ser yo, esa persona de la cual estaba orgulloso ser.Después de mucho logre cambiar, y llegue a la conclusión de que estamos viviendo en una sociedad empecinada en convertirnos en estereotipos con el fin ultimo del control.
No necesita nombre...
Lo mejor es estar encerrado en ese lugar donde dependiendo de la época y de tu ubicación te puede pegar el frió como agobiar el calor. No importa si es un estadio, un club, un boliche, una plaza o cualquier otro lugar. Lo que importa es que en el momento que suenan los primeros acordes logras dejar de pensar en todos los problemas que tenes y tu mente divaga sin necesidad de narcóticos. Saltas, transpiras y lo único que importa es cantar fuerte y mas fuerte...
Silencio
Era de noche y caminaba solo por una playa desierta, otra vez como tantas se encontraba en un lugar en el que no quería estar. Destino lo llaman algunos, el lo llamaba estupidez.
Llevaba una mano en su bolsillo y en la otra una pequeña pipa muy rustica, sabe quien con que contenido en su interior.
Se sentó a la orilla del mar y mientras sus pantalones se humedecían contemplo la inmensidad de todo lo que lo rodeaba, principalmente el cielo. Se detuvo a observar todas y cada una de las estrellas hasta llegar a la luna. Mientras al cielo prestaba atención el mar le hablaba y el lo escuchaba con mucho detenimiento.De pronto el mar hizo silencio, su rostro era el que lentamente comenzó a humedecerse esta vez. El silencio del mar le había hecho entender que las cosas que no dijo cuando pudo hacer por guardar silencio, ya jamás las diría y sintió un dolor intenso e inmenso por ello...
Llevaba una mano en su bolsillo y en la otra una pequeña pipa muy rustica, sabe quien con que contenido en su interior.
Se sentó a la orilla del mar y mientras sus pantalones se humedecían contemplo la inmensidad de todo lo que lo rodeaba, principalmente el cielo. Se detuvo a observar todas y cada una de las estrellas hasta llegar a la luna. Mientras al cielo prestaba atención el mar le hablaba y el lo escuchaba con mucho detenimiento.De pronto el mar hizo silencio, su rostro era el que lentamente comenzó a humedecerse esta vez. El silencio del mar le había hecho entender que las cosas que no dijo cuando pudo hacer por guardar silencio, ya jamás las diría y sintió un dolor intenso e inmenso por ello...
Temor
Eran cerca de las 4 de la mañana de un miércoles, se oía música que se alejaba y se acercaba, se había cortado la luz por completo en casi toda la ciudad, lo único que iluminaba sus pasos era la luna, y su resplandor era escaso, la neblina era muy espesa y esta comenzó a disiparse al caer las primeras gotas de una lluvia que rápidamente se transformo en un diluvio constante y parejo, pero agradable. Le costaba ubicarse por donde caminaba debido a la poca iluminación, y decidió seguir la música, la cual de apoco aumentaba su intensidad. Por fin llego a una casa, la música aparentaba venir de dentro. La puerta estaba abierta, y sin pensarlo dos veces entro, supuso que nadie oiría si golpeaba con semejante volumen en el interior. Era una casa vieja, de esas con pasillos largos, camino a oscuras hasta la ultima habitación, de donde parecía venir la música. Aparentaba no haber luz tampoco en esa casa, pero de todas formas se oía música, tenia sentimientos encontrados, curiosidad, miedo, intriga, y sensaciones extrañas. Mientras caminaba buscaba la explicación a ese sonido, y encontraba muchas y variadas. Al llegar a la puerta de la habitación se detuvo y al hacerlo, tambien lo hizo la música, retrocedió y al mover sus pies la música sonó nuevamente, se asusto y se quedo tieso, y la música volvió a aparar... luego de estar en ese estado por casi 5 minutos tomo fuerzas quien sabe de donde y entro a la habitación, de inmediato se encendieron todas las luces de la casa, la habitación estaba vacía y se oyó una vos que dijo: “lo lograste”...
Personaje
El estaba sentado solo, tranquilo y sin ninguno de esos aparatitos modernos para oír música. La plaza donde se hallaba estaba repleta de gente y aunque el no era partidario de las grandes aglomeraciones de personas le gustaba sentarse en lugares como ese y notar que pasaba desapercibido entre tanta gente.
Se sentía un bicho raro, pero orgulloso de serlo, llego a estar mas de 3 horas sentado en una plaza sin recibir una sola mirada, no se vestía de formas extrañas, por lo que ello le ayudaba a mantenerse oculto mas fácilmente.
Se sentaba con su cuaderno y una birome, pasaba horas escribiendo cosas sin sentido, (pero con enseñanzas o moralejas) y cuentos, que lamentablemente no le gustaba mostrar a nadie. Cada persona que pasaba junto a el y no le miraba recibía el beneficio de ser un personaje de alguna de sus historias disparatadas, es decir que todas las personas que junto a el pasaban formaban parte de algo que escribía. El creía que detrás de cada persona había una historia maravillosa y difícil de descubrir por eso les inventaba una.Amaba el silencio, la soledad y la oscuridad, se consideraba una persona bohemia, aunque no sabia del todo el significado de esa palabra, la primera vez que la vio escrita fue en la parte trasera de una camioneta, “alma bohemia” decía.
Se sentía un bicho raro, pero orgulloso de serlo, llego a estar mas de 3 horas sentado en una plaza sin recibir una sola mirada, no se vestía de formas extrañas, por lo que ello le ayudaba a mantenerse oculto mas fácilmente.
Se sentaba con su cuaderno y una birome, pasaba horas escribiendo cosas sin sentido, (pero con enseñanzas o moralejas) y cuentos, que lamentablemente no le gustaba mostrar a nadie. Cada persona que pasaba junto a el y no le miraba recibía el beneficio de ser un personaje de alguna de sus historias disparatadas, es decir que todas las personas que junto a el pasaban formaban parte de algo que escribía. El creía que detrás de cada persona había una historia maravillosa y difícil de descubrir por eso les inventaba una.Amaba el silencio, la soledad y la oscuridad, se consideraba una persona bohemia, aunque no sabia del todo el significado de esa palabra, la primera vez que la vio escrita fue en la parte trasera de una camioneta, “alma bohemia” decía.
Un dia mas?
A media mañana noto que su alrededor era raro, se sentía de formas extrañas, todavía no había salido de su casa en ningún momento. Rápidamente corrió hacia su cama de dos plazas y se coloco sobre ella en posición fetal, pero cruzado, sin respetar la cabecera de esta. Temblaba, pero no hacia frió. Tenia miedo, pensaba en cosas sin sentido, miraba el reloj digital que se encontraba sobre la mesa de luz y no notaba cuando los minutos cambiaban. Se levanto sin entender lo que hacia y se encerró en su placard, agachado como un niño cuando se pelea con sus padres. La oscuridad lo tranquilizo. No lo suficiente. Comenzó a oír ruidos, luego se transformaron en voces. Espiaba desde su fiel escondite y no veía a nadie, cuando volvió a mirar noto que su pieza estaba vacía. El ya no estaba dentro del placard, sino que ahora yacía en la misma posición pero en un rincón de la inmensa habitación, la cual no tenia fin. Tembloroso se levanto y camino hacia la puerta. Tomo el picaporte con ambas manos y la abrió. Lo que vio del otro lado lo hizo cerrarla rápidamente. Solo vio oscuridad, un abismo, mientras que por la ventana que estaba del lado opuesto de la habitación, entraba luz como si el sol rajara la tierra. Volvió al rincón en el que se encontraba. Su mente divago durante quien sabe cuanto tiempo. No quería cerrar los ojos, tenia miedo de que al volver a abrirlos las cosas estén aun peor. Lentamente la luz que por la ventana entraba comenzó a perder intensidad hasta dejar la habitación completamente a oscuras. No podía siquiera verse las manos. Sin notarlo cerro los ojos y al abrirlos desesperado se encontró nuevamente entre su ropa y rodeado por las húmedas paredes de su placard...
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