
Lentamente seguí la inmensidad de la luna en mi bicicleta. A pesar de mi esfuerzo no logre acercarme a ella y decidí descansar en la escalinata de un gran edificio frente a una plaza enorme. Contemple su belleza aislándome de los autos y sus ruidos. Apague todos los focos de la ciudad en mi mente y disfrute su blancura que hoy descansa en la eternidad de mi recuerdo...
Me encanto la foto, le da realsimo al texto (muy bonito por cierto tmb) o era de verdad q estabas trantando de llegar a la luna?? la prox. pedalea mas rapido!! o te presto mi pequena moto...
ResponderEliminarno me llamo anonimo. Luciana
ResponderEliminarTe apuesto 100 terrones a que es de azúcar!... te apuesto la vida entera, con recuerdos, sonrisas (y sus altibajos).No es rosa...bastante colorinche. yo creo que entre tanta complicidad, tocás la luna con la punta de la nariz, le hacés cosquillas cada vez que pensás en ella. Se ve que le gusta que la saludes: cada tanto te regala sonrisas y me guiña un ojo, porque sabe que yo también la quiero y la espero.
ResponderEliminary uno tan chiquitín, juega a las escondidas para que ella siempre gane y nos encuentre a los dos tirados panza arriba, buscando lejos de todo, los deseos que pasan volando en lo oscurito del cielo...