martes, 23 de junio de 2009

Huespedes

“Ya había olvidado las sensaciones que me generaba bajar a este sitio, ahora recuerdo porque pasaba horas en el. Cuanta imaginación e ingenuidad tenía en ese tiempo.” Pensaba mientras baja las escaleras. Sin tocar nada solo se sentó en el suelo para contemplar el orden de su desorden antes de comenzar la limpieza inevitable. Durante largo rato observo con detenimiento cada una de las cosas que lo rodeaban y fue reviviendo las razones de cada una de ellas. JA!!! Se rio de si mismo, mientras pensaba en su creencia en los duendes y sus amigos imaginarios. “Que joven y soñador era. Lastima!!". Se dijo a sí mismo. Ya no creía que la pequeña puerta simbolizara la entrada de las cosas a su imaginación. Ahora sabia y no dudaba que solo era una pequeña muesca que habían dejado los albañiles luego de arreglar una fuga de agua y que él había tapado con una madera simulando una puerta. Ya no había fantasía en ella.
“A ordenar” se dijo. Puso música alta y comenzó con la limpieza del lugar, cada cosa a una caja con su rotulo, nadie sabe para que, porque el sabia que nunca volvería a abrirlas.
Después de un rato, ya cansado volvió a sentarse en el piso, ya más acomodado y ordenado. Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido y al incorporarse vio como el tirador de la puerta giraba lentamente. “No puede ser, solo hay ladrillos y cemento del otro lado” pensó. La puerta finalmente se abrió, nada había detrás solo oscuridad, no estaba la pared. Del salto que dio golpeo su cabeza con uno de los tirantes del techo, levanto la vista para ver con que se había golpeado, solo un acto reflejo. Y al volver a mirar la puerta yacía cerrada nuevamente.

Que el hombre no olvide el sueño que tenía cuando niño…

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